Las raíces de la cooperación llegan muy lejos, pero también hablan de su poder de reinvención y renovación. Llevamos 200 años transformando la realidad, al tiempo que nuestra empatía, resiliencia, trabajo en equipo y liderazgo crítico nos vuelve actores económicos con impacto social sostenible en el Mundo actual.
En definitiva, las cooperativas son actualmente expresiones de un patrón de principios y valores que conforman nuestra Identidad Cooperativa y que están enraizados en la historia pero que siguen siendo recurrentes en esta manera en que tantas personas han elegido y eligen organizarse.
Por eso, cada cooperativa que se compromete a posicionarse como constructor de sostenibilidad incluye en su gestión de negocio lo social, lo ambiental y asume que la eficiencia del soporte ecosistémico y la equidad constituyen bases estratégicas del desarrollo empresarial.
Hablar de Desarrollo Sostenible es tener presente la necesidad de satisfacer como organizaciones las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras.
Entonces, lograr la sostenibilidad en las cooperativas impone una serie de retos que debemos asumir desde la responsabilidad de jugar un rol como verdaderos agentes de cambio tanto en el plano interno de nuestras organizaciones como en nuestro entorno.
Hoy, para nosotros, hablar de sostenibilidad implica reforzar el cumplimiento de los valores y principios cooperativos.
Una agenda histórica
El valor de las cooperativas como actores relevantes en los territorios y localidades, implementando el desarrollo de nuestro principio democrático y de compromiso con la comunidad, ha sido reconocido en 2016 por la UNESCO al incorporarlas a la Lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Ese reconocimiento ubica a las cooperativas como aquellas que permiten el desarrollo económico comunitario mediante intereses y valores compartidos creando soluciones innovadoras a problemas sociales.
Esto no significa solo una mención honorífica destacable sino una agenda histórica que debe ser continuamente implementada con acciones concretas, que visualicen una transformación cultural atada a una gran responsabilidad sobre el pensamiento del futuro, haciendo las correcciones necesarias.
La OIT, en su resolución 193 del año 2002, nos posiciona como uno de los factores de equilibrio para el desarrollo de la sociedad, con una función irremplazable, considerando al cooperativismo como herramienta apropiada para la creación de trabajo digno, generación y distribución adecuada de la riqueza, desarrollo durable, formalización e inclusión de grupos y regiones desfavorecidas o el acceso colectivo a servicios que el mercado no cubre totalmente.
También las Naciones Unidas, en su Asamblea General del 25/9/2015 sobre los objetivos del Desarrollo Sostenible, menciona a las cooperativas como una de las claves para la implementación de la Agenda 2030.
Todo lo mencionado justifica y hace valorar nuestra presencia en las comunidades para poder lograr una cultura de trabajo decente, los derechos de los trabajadores en su desarrollo pleno, la no discriminación de género, el fomento de las buenas prácticas laborales, el acceso a la información y el respeto a las instituciones democráticas.
Somos empresas de propiedad común y gestión democrática. Debemos establecer y expandir un sector social distintivo de la economía, viable y dinámico, que comprenda las cooperativas y responda a las necesidades sociales y económicas de las comunidades.
La visión de las Américas
La visión de Cooperativas de las Américas traducida en nuestro plan estratégico nos anima a fortalecer las estrategias de incidencia en los gobiernos nacionales y organismos intergubernamentales de la región.
Hablamos de fortalecer la integración de los movimientos cooperativos en cada uno de los países del continente, de la creación de ideas y perfiles de proyectos para profundizar la cooperación entre cooperativas a niveles nacional, subregional y continental.
Estamos plasmando un número importante de redes en distintos sectores.
Proponemos profundizar el papel de las organizaciones cooperativas como protagonistas de la cooperación internacional a través de la Plataforma de Cooperativas de las Américas para el Desarrollo, invitando a las organizaciones para sumarse a esta estrategia regional.
Sabemos la forma en que las cooperativas somos capaces de dar respuesta a las innumerables necesidades de nuestras comunidades. Somos el mejor aliado para lograr los cambios que los pueblos de nuestra América requieren en vista de construir sociedades sostenibles, justas y democráticas.
Es necesario olvidar las eventuales diferencias, los posibles puntos de competencia, las posiciones individualistas. La realidad continental nos demuestra que aún existe mucho camino por recorrer si queremos lograr una efectiva integración gremial cooperativa a nivel de varios países.
Es ahora cuando las cooperativas debemos dar el ejemplo y profundizar nuestras propias alianzas a nivel de cada uno de nuestros países, subregiones a nivel del continente y en diálogo con el conjunto de la Alianza Cooperativa Internacional.
Este es el desafío mayúsculo para nuestras organizaciones de integración.